¿Conoces la inspección técnica de edificios?

Al oír la expresión ‘inspección técnica’, cualquiera pensaría automáticamente en la ITV, pero existe otro concepto que, como la revisión de nuestro coche, hay que tener presente en el calendario para que no se nos pase, aunque afortunadamente el plazo es más extendido.

Hablamos de la Inspección Técnica de Edificios (ITE), un procedimiento que deben pasar los inmuebles cada cierto tiempo para dejar constancia de que todo está en perfectas condiciones. Algo que cobra más importancia cuando el edificio es viejo.

El principal problema que presenta esta inspección es que no existe una regulación en cuanto al precio a nivel nacional, por lo que es necesario informarse previamente del coste de este procedimiento en cada comunidad (que al mismo tiempo varía en función del número de habitaciones o la superficie). Por poner un ejemplo, la ITE Barcelona tiene un precio regulado por la Generalitat en función del número de entidades (una habitación o un espacio de 150 metros cuadrados), pero siempre por encima de los 300 euros.

Elementos a revisar

Las diferentes normativas locales hace que los elementos que se revisan en la inspección sean diferentes, pero en general los más habituales son: cimientos y estructura, fachadas, medianeras y cubiertas.

Además, en las nuevas actualizaciones legales se incluye también la inclusión de elementos accesibles para personas discapacitadas, que permitan a cualquier persona hacer uso de ese edificio. Son las llamadas «barreras arquitectóncias«, por ejemplo, los escaleras antes de edificios públicos o la ausencia de ascensor, que hace poco menos que imposible el acceso a ciertos lugares a personas con dificultades motrices.

¿Cuál es el procedimiento?

Pese a todo, la ITE es un paso obligado por lo que, tarde o temprano, es necesario afrontar ese gasto.

Llegado el momento, habrá que contratar un profesional (la gran cantidad de empresas dedicadas a este asunto también repercute en el precio), que revise el edificio, elabore los posibles procesos patológicos y redacte un informe con todos los problemas que detecte.

Los problemas se agrupan en cuatro categorías: leves, cuando solo necesitan mantenimiento; importantes, cuando pueden suponer un peligro a largo plazo y es necesario solucionarlas antes; graves, si pueden poner en peligro a los inquilinos y necesitan arreglo urgente; y muy graves, lo que conllevaría el desalojo urgente.

Cada una de estas categorías conlleva un camino diferente a seguir: en el caso de las deficiencias leves, se emitirá un informe favorable con vigencia de diez años; las deficiencias importantes, lo recibirán por seis; y en el caso de las graves se dispondrá un apto cautelar y se deberá aprobar un plan de mantenimiento a cumplir en un plazo máximo de seis meses.

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